quarta-feira, 12 de outubro de 2011

don Octavio

Para los antiguos, el prestigio del pasado era el de la edad de oro, el edén nativo que un día abandonamos; para los modernos, el futuro fue el lugar de elección, la tierra prometida. (...) Creo que la nueva estrella -esa que aún no despunta em el horizonte histórico pero que se anuncia ya de muchas maneras indirectas - será del ahora. Los hombres tendrán muy pronto que edificar una Moral, una Política, una Erótica y una Poética del tiempo presente. El camino hacia el presente pasa por el cuerpo pero no debe ni puede confundirse con ele hedonismo mecánico y promiscuo de las sociedades modernas de Occidente. El presente es el fruto en el que la vida y la muerta se funden. 
(...)
Alguna vez llamé a la poesía de este tiempo que comienza: arte de la convergencia. Así la opuse a la tradicion de la ruptura: "Los poetas de la edad moderna buscaron el principio del cambio; los poetas de la edad que comienza buscamos ese principio invariante que es el fundamento de los cambios. Nos preguntamos si no hay algo de común entre la Odisea y À la recherche du temps perdu. La estética del cambio acentuó el carácter histórico del poema; ahora nos perguntamos, ¿no hay un punto en el que el principio del cambio se confunde con el de la permanencia?... La poesía que comienza en este fin de siglo - no comienza realmente ni tampoco vuelve al punto de partida: es un perpetuo recomienzo y un continuo regreso. La poesía que comienza ahora, sin comenzar, busca la interseción de los tiempos, el punto de convergencia. Dice que entre el pasado abigarrado y el futuro deshabitado, la poesía es el presente". Escribí estas frases hace quince años. Hoy añadiría: el presente se manifiesta en la presencia y la presencia es la reconciliación de los tres tiempos. Poesía de la reconciliación: la imaginación encarnada en un ahora sin fechas.
México, a 12 de agosto de 1986.
Octavio Paz, "Poesía y modernidad", In: La otra voz: Poesía y fin de siglo.

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